Cuando decidí dar de lactar a mi peque, no sólo lo hice por haber leído que era la mejor opción nutricionalmente hablando, sino también por los otros múltiples beneficios que tiene la leche materna. Además de ser alimento, también es consuelo y seguridad para el bebé. Pero no sólo es eso: es también inmunidad y prevención de enfermedades. La leche es un líquido vivo y tan “inteligente”, que se va adaptando tanto a la edad del bebé como a cualquier requerimiento que él tenga. Tanto así, que la composición puede variar mes a mes, día a día, inclusive tetada a tetada. Y esto es lo que lo hace tan difícil de imitar, copiar o sintetizar. Ciertamente, el apelativo de “oro líquido” es totalmente fundado. Ninguna fórmula infantil podrá igualar su composición.
Aquí les comparto una infografía cuya fuente es un artículo del nutricionista reconocido Julio Basulto.
Que lo disfruten, y si desean, compártanlo con más mamás.